Mientras paseaba por la ciudad, me topé con esta emblemática estructura, le saqué algunas fotos y, al llegar a casa, me puse a dibujarla. Como podéis ver en las imágenes, el trabajo está realizado en madera DM, a la que luego quise dar un acabado que simula hierro oxidado por el paso del tiempo. El resultado es, sin duda, muy auténtico. Además, he añadido iluminación en la caja donde pone METRO, utilizando dos bombillas LED de luz tenue para recrear esa atmósfera nostálgica.
El tiempo ha dejado su huella en estas entradas. De los ochenta arcos modernistas que decoraban el acceso al primer tramo del metro barcelonés, solo uno ha sobrevivido: el que se encuentra en la estación de Urquinaona, en la entrada por la Ronda de San Pedro. Estos arcos se instalaron en 1924, durante la construcción de la primera línea del entonces llamado Gran Metropolitano de Barcelona, que conectaba Plaza Cataluña con Plaza de Fernando de Lesseps. ¡Un auténtico tesoro de la historia del transporte urbano de la ciudad!